LA CULTURA COMO HERRAMIENTA PEDAGÓGICA EN LA PREVENCIÓN DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL
Me gustaría compartir el secreto de mi felicidad.
A los 7 años experimenté un episodio de abuso sexual por parte del cura de mi colegio. Me ha llevado 30 años comprenderlo, reconocerlo, asimilarlo y poder aprovecharlo. Este proceso he podido llevarlo a cabo gracias a muchas y diversas terapias y, en especial, al autoconocimiento sobre mi cuerpo adquirido en la carrera de arte dramático. En un momento difícil de nuestra época, me encuentro mejor que nunca debido a ese entrenamiento de más de 30 años. Me gustaría compartir aliento, perseverancia y consciencia sobre el bienestar de unx mismx ante el trauma o la adversidad, a través de esta performance que interviene un espacio público y una escultura infantil.
Esta pieza es una reflexión sobre el abuso sexual infantil: su perpetuación inconsciente sociocultural, sus secuelas en forma de Trastorno de Estrés Postraumático y, en especial, sobre los medios para construir cortafuegos sociales a través de la educación que proporciona la cultura.
Pero el abuso sexual infantil también engloba las violencias invisibles, el abuso de poder, la manipulación, el masoquismo emocional, el rechazo social y un largo etcétera. En mi opinión, ya no se trata de que el abuso sexual infantil deje de ser o no un tema tabú, se trata de cómo sus secuelas afectan a toda la sociedad española, ya sea de forma directa o indirecta, y en cómo empoderar a lxs niñxs para transmutar esta realidad. Entre el 10 y el 20% de la población española ha experimentado abusos sexuales antes de cumplir los 13 años, datos a la baja recogidos en un informe de 2016 elaborado por Save the children, la OMS, la OIT y UNICEF.
Una persona truncó mi vida, pero decenas y decenas de otras me ayudaron a recuperarla. Y el teatro, los libros, las historias, las películas fueron esenciales para llegar donde las terapias no podían.
Gracias. Gracias. Gracias.